Page 184 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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Los  rostros  de  los  ocho  tertulianos  de  Hawkes

              expresaban  la  turbación  de  sus  dueños.  Webber

              empezó  a  decir  algo,  pero  Hawkes  le  interrumpió


              diciendo:

                   —El  chico  tiene  sueño.  Necesita  tiempo  para

              acostumbrarse a la idea de hacerse millonario. Ma‐


              ñana por la mañana os telefonearé. ¿Conformes?

                   Los ocho se fueron en seguida. Solos ya Hawkes


              y  Alan,  el  tahúr  miró  al  joven.  No  existía  ya  el

              afecto  fraternal  que  el  jugador  había  profesado  al

              muchacho. En el rostro de Hawkes se pintaba la fría


              gravedad del hombre de negocios.

                   —¿Qué es eso de que quieres consultarlo con la


              almohada?  ¿Quién  te  ha  dicho  que  tienes  libertad

              para hacer lo que te venga en gana?

                   —¿Es  que  no  voy  a  poder  hacer  nada  en  mi


              vida?  ¿Y  si  no  quiero  ser  ladrón?  Usted  no  me

              dijo…

                   —No  tenía  porqué  decírtelo.  Mira,  niño;  no  te


              traje aquí para que salvaras mi alma. Te traje por‐

              que vi en ti facultades para hacer este trabajo. Te he

              protegido  durante  tres  meses.  Te  he  dado  edu‐


              cación para que sepas vivir en este planeta. Ahora

              te pido que me des muestras de que agradeces un


              poco lo mucho que he hecho por ti. Byng ha dicho

              la verdad. Eres indispensable para llevar a buen fin



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