Page 225 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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trado se limitó a sonreír y responder:
—Está bien. ¿Cuándo piensa irse?
—¿No se opondrá usted? La nave costará por lo
menos doscientos mil créditos.
—Me lo figuro. Yo también he leído el Diario de
Cavour. Sabía que no tardaría usted mucho en
querer ir a Venus. Me creo inteligente y opino que
vale la pena dar esa batalla. Cuando haya elegido la
nave, dígamelo, y le firmaré el cheque.
Pero no era la cosa tan fácil como parecía. Alan
la buscó, pues la quería nueva, a ser posible. Estuvo
varios meses viendo y examinando naves, oyendo
los consejos de los hombres entendidos que
prestaban sus servicios en el astropuerto. Final‐
mente, eligió una, que le pareció la que necesitaba.
Era una bonita y brillante máquina de veinte
metros, modelo 3878, equipada con convertidores
Lexman y reactores iónicos corrientes para el vuelo
atmosférico. Era hermosa de verdad vista en el
astropuerto a la sombra que proyectaban las
grandes astronaves.
Alan se enorgullecía de ser su dueño. Era una
aguja fina de color verde oscuro que deseaba vi‐
vamente atravesar el vacío. El joven, que solía
pasearse por el astropuerto, oía las alabanzas que le
hacían los hombres que trabajaban allí,
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