Page 525 - Una orbita cerrada y compartida - Becky Chambers
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El kit era restrictivo. No era suficiente. Pero también
era autónomo. Era suyo. Nadie podía obligarla a
levantar una mano o a caminar por la sala. En el kit,
ella decidía cuándo caminar y cuándo sentarse.
Correr. Abrazar. Bailar. Si era capaz de alterar su
propio código, entonces el kit tampoco era el límite.
Por muchas cosas que el kit no fuera, había muchas
que podía llegar a ser.
—Tak, ¿puedes abrir el almacén de tu izquierda, por
favor? —pidió Sidra—. Creo que quiero estar en mi
cuerpo un ratito.
PEPPER
EL museo de Reskit de Migración Interestelar
(sucursal de Kaathet) resultó ser una de esas cosas
que lograba que todo aquello de la civilización fuera
algo incluso bonito. Era el edificio más grande de la
ciudad, con mucha diferencia, y aunque los aandrisk
no eran famosos por su arquitectura ostentosa, el
diseño era una verdadera pasada. Para empezar, los
edificios aandrisk no tenían grandes ventanas; era
difícil mantener el calor y la luz solar fastidiaba casi
todo, especialmente la tecnología antigua. El museo
había logrado construir todo el edificio con piedra
amarilla cortada a láminas tan finas que dejaba pasar
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