Page 269 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
P. 269
pecho, sin dejar de acariciarle el cabello—. ¡Qué
horrible debe haber sido para ti ver a tu esposa y tu
hija cada día más grandes… mientras tú disminuías
continuamente!
Su cuerpo olía a limpieza y dulzura. Aspiró su
perfume, tratando de olvidarse de todo a excepción
de su presencia y su voz, para apreciar en lo que
valía la felicidad de aquel momento.
—¿Cómo has llegado hasta aquí? —le preguntó
ella, y él se lo explicó—. ¡Oh! —exclamó la joven—,
¿no se asustará si…?
La interrumpió ansiosamente:
—No me obligues a marcharme.
Ella le atrajo aún más contra su pecho.
—No, no —se apresuró a contestar—. No;
quédate tanto como…
Se interrumpió. La oyó tragar saliva y preguntó:
—¿Qué sucede?
Ella titubeó antes de responder.
—Es que tengo que actuar dentro de… —se
volvió ligeramente, para mirar el reloj de pared que
había al otro lado de la habitación— diez minutos.
—Oh, no… —exclamó Scott, agarrándose a ella.
La respiración de la joven se hizo más rápida.
—¡Si pudieras estar conmigo un rato, sólo un
rato!
Él no supo qué contestar. Se incorporó y
269

