Page 272 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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la que ella había entrado. Oyó el crujido de la ropa
que se estaba poniendo para la actuación.
Permaneció inmóvil en aquel lugar hasta que ella
salió.
Se mantuvo apartada de él, con el rostro muy
pálido.
—He sido injusta —dijo—. He sido muy injusta
contigo —bajó los ojos—. No tendría que haber
hecho lo que acabo de hacer. Yo…
―Pero tú me esperarás —la interrumpió él. Le
cogió la mano y se la apretó hasta que ella lanzó un
gemido de dolor—. Clarice…, tú me esperarás.
Al principio ella no le miró. Después,
repentinamente, alzó la cabeza y sus ojos le
contemplaron con ardor.
—Te esperaré —dijo.
Él se quedó escuchando el débil taconeo de sus
zapatos mientras bajaba los escalones del remolque.
Entonces dio media vuelta y paseó por la reducida
habitación, mirando los muebles y tocándolos.
Finalmente entró en la otra habitación y, tras
vacilar un momento, se sentó en la cama y cogió el
vestido de seda amarilla. Era suave y fino; aún
conservaba el olor de su piel.
De repente hundió la cara entre sus pliegues,
aspirando el perfume que se desprendía de él. ¿Por
qué tenía que consultarlo? Ya no había nada entre
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