Page 334 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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Miró a todos lados, protegiéndose los ojos con
la mano. La puerta seguía abierta. Corrió hasta el
borde del último escalón y contempló la escarpada
pared. Aunque se fabricara otro gancho, no podría
lanzarlo a aquella altura. Paseó desasosegadamente
a lo largo de la base del escalón.
¿Y las grietas existentes entre los bloques de
cemento? ¿Podría trepar a ellas tal como había
planeado hacerlo el miércoles? Se dirigió hacia la
más cercana, pero se detuvo en seguida, al
comprender que necesitaba algo de ropa, comida y
un poco de agua.
Fue entonces cuando la imposibilidad de la
ascensión cayó sobre él como una salpicadura de
plomo fundido.
Se derrumbó sobre el frío cemento del escalón y
empezó a temblar violentamente, con la mirada de
sus ojos muertos fija en el suelo. Su cabeza se
balanceaba adelante y atrás. Era inútil intentarlo.
Nunca conseguiría llegar arriba. Era imposible,
pues medía ya tres milímetros y medio.
Se hallaba a medio camino de regreso hacia la
esponja cuando una idea borró su desesperación.
Marty había dicho que volvería a bajar.
Ahogando una exclamación, echó a correr de
nuevo hacia las escaleras y volvió a detenerse en
seco. «Espera, espera —pensó—; lo primero que
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