Page 338 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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Tragó saliva y comprobó que le dolía la garganta,
pero no le importaba. Estaba dispuesto a
enfrentarse con el mundo.
En el piso de encima se cerró una puerta, y unos
pasos atravesaron el porche. Saltó de la roca y
desenrolló el hilo. Después, tras coger el gancho, se
apretó contra la pared del escalón y aguardó, atento
a los apresurados latidos de su corazón. Oyó el
crujido de unos zapatos sobre el terreno arenoso del
patio, y después una voz que decía:
—No sé con exactitud lo que tenemos ahí abajo.
Scott palideció, abrió desorbitadamente los ojos
y sintió como si las piernas que le sostenían fueran
columnas de goma.
Era Lou.
Se aplastó contra el cemento cuando los
enormes zapatos comenzaron a bajar las escaleras.
—Lou —susurró, y entonces ellos dos
impidieron la entrada de la luz del sol como negras
nubes ocasionales.
Dieron una vuelta por el sótano, con la cabeza a
más de ochocientos metros de altura. No logró verle
la cara; únicamente el color rojo de su falda.
—Ésta caja que hay. Encima del estante es
nuestra —dijo ella, con una voz que parecía venir
del cielo.
—De acuerdo —repuso Marty, dirigiéndose
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