Page 335 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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tienes que hacer es prepararte». No podía volver a
encaramarse al zapato; allí no había ningún saliente
donde agarrarse. Tenia que arreglárselas para
asirse a la pernera del pantalón de Marty,
introducirse quizá en la vuelta de una de ellas y
permanecer allí hasta que le llevaran a la casa.
Entonces podría salir, trepar a una mesa o una silla,
a cualquier cosa, agitar un trapo y atraer la atención
de Lou. Sólo tenía que hacerle saber que seguía
vivo, pensó con excitación. Sólo tenía que hacerle
saber esto.
Muy bien, pues. Rápido, rápido. Juntó las
manos en un nervioso movimiento. ¿Qué era lo
primero?
Lo primero era comer y beber; una buena
comida debajo de su cinturón —soltó una risa
nerviosa—. Entonces se fijó en que iba desnudo y
tenía la piel de gallina. Sí, aquello era lo primero;
pero ¿qué iba a ponerse? La túnica era demasiado
grande y la tela demasiado resistente para poder
romperla. Quizá…
Se acercó a la esponja y, tras una serie de
forcejeos, estirones y mordiscos, consiguió romper
un trozo. Lo arregló todo lo que pudo y se lo puso,
introduciendo los brazos y las piernas en los poros.
Se adhería a su cuerpo como si fuera de goma, pero
no le cubría bien; se abría ligeramente por delante.
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