Page 1086 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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luego suspiró—. Fue estúpido por mi parte dejar sus
pistolas. No volveré a cometer ese error.
A pesar del calor, Tamberly se estremeció.
Estaba tumbado sobre la hierba crecida, bajo el sol del
mediodía. Castelar estaba de pie, con el metal reluciendo,
la mano en la empuñadura, las piernas separadas, como
un coloso que recorriese el mundo. Más allá, una
corriente fluía hacia el mar; no era visible desde allí sino
que, estimaba por lo que había visto desde lo alto, se
encontraba a unos cuarenta kilómetros de distancia.
Palmeras, chirimoyas y el resto de la vegetación le
indicaban que «todavía» estaban en la América tropical.
Recordaba vagamente haber dado un golpe mayor al
activador temporal que al espacial.
¿Podía ponerse en pie, correr hacia él, llegar antes que
el español a la máquina y escapar? Imposible. Si estuviese
en mejores condiciones físicas lo intentaría. Como la
mayoría de los agentes de campo, había recibido
entrenamiento en artes marciales. Usándolas podría
superar las habilidades del otro y su mayor fuerza
(cualquier caballero pasaba toda su vida dedicado a
actividades físicas; en comparación un campeón olímpico
parecería fofo). Ahora estaba demasiado débil, tanto de
cuerpo como de mente. Sin el quiradex en la cabeza volvía
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