Page 1088 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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Castelar asintió.



                 —Tenía esa sensación —dijo lentamente. Los captores


           dijeron algunas cosas.



                 ¡Dios, es un hombre brillante! Quizá, a su modo, un genio.

           Sí, recuerdo que comentó que, aparte de sus estudios entre los

           sacerdotes,  había  disfrutado  de  la  lectura  de  las  historias  de

           Amadís  (esas  novelas  fantásticas  que  inflamaron  la


           imaginación de su época) y en otro comentario demostró una

           visión sorprendentemente sofisticada del Islam.







                 Castelar se puso tenso.



                 —Entonces dime qué pasa —exigió—. ¿Qué eres en

           realidad, tú que falsamente finges estar ordenado?



                 Tamberly  rebuscó  en  su  mente.  No  había  ninguna


           barrera.  El  quiradex  había  eliminado  los  reflejos  que  le

           impedían revelar la existencia de la Patrulla del Tiempo

           y el viaje temporal. Sólo quedaba su sentido del deber.



                 De  alguna  forma,  debía  controlar  aquella  terrible


           situación. Una vez que hubiese descansado, dejando que

           la carne y la inteligencia se recuperasen del sufrimiento,

           podría  tener  una  buena  oportunidad  de  engañar  a

           Castelar.  No  importaba  lo  rápido  que  aprendiese,  las

                                                                                                        1088
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