Page 1091 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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—Dios se ocupará del mundo —afirmó, y fue en
busca del conocimiento de lo que podía hacer y cómo.
Imaginó con facilidad carracas viajando entre las
épocas, y eso lo enardeció. No es que estuviese realmente
interesado en los preciosos artículos de esos viajes: los
orígenes de la civilización, los poemas perdidos de Safo,
una representación por parte del gamelán más virtuoso
que hubiese existido, imágenes tridimensionales de obras
de arte que serían fundidas para formar parte de un
rescate… Él pensaba en rubíes, esclavos y, sobre todo, en
armas. Para él era razonable que los reyes del futuro
aspirasen a regular ese tráfico y que los bandidos
buscasen violar la regulación.
—Así que eras un espía de tu señor, y sus enemigos
se sorprendieron al encontrarnos cuando llegaron como
ladrones en la noche, pero por la gracia de Dios volvemos
a estar libres —dijo—. ¿Ahora qué?
El sol estaba bajo en el cielo. La sed atenazaba la
garganta de Tamberly. Se sentía como si la cabeza
estuviese a punto de rompérsele, y los huesos de
partírsele.
Castelar, como una imagen borrosa, se agachó frente
a él, incansable y terrible.
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