Page 1089 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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novedades lo sobrepasarían. Pero, por el momento,
Tamberly sólo estaba medio vivo. Y Castelar sentía su
debilidad y la utilizaba con inteligencia y sin piedad.
—¡Dímelo! Nada de perder el tiempo, nada de
rodeos. ¡Di la verdad! —La espada salió ligeramente de la
vaina para volver a meterse.
—La historia es larga y larga, don Luis…
Una bota dio a Tamberly en las costillas. Rodó y
quedó tendido sin aliento. El dolor lo recorría en ondas.
Como si fuese un trueno oyó:
—Venga. Habla.
Se obligó a sentarse, hundido bajo lo implacable.
—Sí, me disfracé de fraile, pero no con intenciones
anticristianas. —Tosió—. Era necesario. Hay hombres
malvados que también tienen esos carruajes. Resultó que
querían robar tu tesoro y nos llevaron a…
El interrogatorio continuó. ¿Habían sido los
dominicos, con los que Castelar había estudiado, los que
dirigían la Inquisición española? ¿O simplemente había
aprendido a tratar con prisioneros de guerra? Al
principio Tamberly tuvo la intención de ocultar la idea
del viaje en el tiempo. Se le escapó, o se la arrancó, y
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