Page 610 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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me recorriese la garganta y calentase mi estómago antes
de contestar, lentamente:
—Sí, eso me temo. No es que lo pretendiese o
quisiese, pero parece haber sucedido.
Everard apenas se agitó. Con la morosidad de un
león, habló:
—¿Y sostienes que eso no representa ninguna
diferencia histórica?
—Sí. Escúchame por favor. Nunca dije ser un dios, o
exigí prerrogativas divinas, o algo similar. Ni me
propongo hacerlo. Simplemente ha pasado. En la
naturaleza del caso, llegué solo, vestido como un viajero
pero no como un mendigo. Llevaba una lanza porque ésa
era el arma normal para un hombre a pie. Al ser del siglo
XX, soy más alto que la media del siglo IV, incluso entre
los nórdicos. Tengo el pelo y la barba grises. Contaba
historias, describía lugares lejanos, y, sí, volé por los aires
y metí el miedo en el corazón del enemigo… no podía
evitarlo. Pero no, repito, no establecí una nueva deidad.
Simplemente encajaba en una imagen que llevaban
mucho tiempo adorando, y en el curso del tiempo, en una
generación o dos, llegaron a asumir que se trataba de mí.
—¿Cuál es su nombre?
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