Page 756 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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y un par de consejos prácticos, echó a caminar. En un
estanco compró tabaco para su pipa y una styippenkart
para el sistema de transporte público. No se había
instalado el holandés, pero todos los que encontró
hablaban un inglés excelente. Con los pies ligeros, vagó.
Treinta y cuatro años eran una larga ausencia (aún
mayor, claro está, en su línea de mundo personal). En el
ínterin se había unido a la Patrulla, se había convertido
en agente No asignado y había serpenteado por el tiempo,
por casi todo el planeta. Ahora el Londres de Isabel I o la
Pasargadae de Ciro el Grande le eran más conocidas que
las calles que recorrería ese día. ¿Había sido realmente tan
maravilloso ese verano, o simplemente era joven, sin
demasiadas preocupaciones? Medio se temía lo que iba a
encontrar.
Las siguientes horas lo tranquilizaron. Ámsterdam no
se había convertido en la alcantarilla que mucha gente
decía que era. Desde la Presa hasta la Estación Central,
estaba llena de jóvenes desaliñados, pero no vio a nadie
que causase problemas. En callejones que venían
directamente del Damrak podía pasar un rato muy
agradable en un café o un pequeño bar con una enorme
selección de cervezas. Las tiendas de trapicheo se
encontraban a intervalos bastante amplios, colocadas
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