Page 864 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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60 D.C.
Sobre las tierras altas al este del valle del Rin
serpenteaba una caravana de miles de individuos. En su
mayor parte, las colinas estaban densamente cubiertas de
bosque, por lo que los caminos eran poco más que
senderos de animales. Caballos, bueyes y hombres
luchaban por hacer avanzar los carros; las ruedas gemían,
la maleza crujía, la respiración se cortaba. En general los
hombres iban a pie, atontados por el cansancio y el
hambre.
Desde un promontorio, a tres o cuatro kilómetros,
Everard y Floris observaban el éxodo mientras
atravesaban una zona abierta cubierta de hierba. Los
aparatos ópticos los situaban a poco más que un brazo de
distancia. Podrían haber usado también sistemas de
sonido, pero la imagen por sí sola ya era lo
suficientemente dura.
Un hombre de cabeza blanca pero hombros rectos
cabalgaba al frente. Cotas y lanzas brillaban allí donde la
guardia de su casa lo seguía. Era lo único brillante, y bajo
los cascos no había alegría. Después de ellos, algunos
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