Page 937 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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—Me salvaste porque —murmuró Edh—, porque…

           porque debo… ¿qué?




                 —Escúchame,  Floris,  por  el  bien  de  todos  —dijo

           Everard entre dientes—. El tiempo está desarticulado y

           no  puedes  enderezarlo  hoy.  No  puedes.  No  interfieras

           mas, o te juro que no habrá un libro de Tácito, quizá ni


           siquiera dos. No pertenecemos a estos acontecimientos y

           por eso el futuro está en peligro. ¡Déjalos!



                 Su compañera se quedó completamente quieta.



                 —¿Estás  preocupada,  Niaerdh?  —preguntó  Edh,

           como lo haría un niño—. ¿Qué puede preocuparte a ti, la


           diosa? ¿Qué los romanos contaminen tu mundo?



                 Floris cerró los ojos, los abrió y soltó a la muchacha.



                 —Es…  tu  congoja,  querida  —dijo.  Poniéndose  en

           pie—:  Vive  bien.  Vive  con  valor,  libre  de  temores  y

           pesares.  Nos  volveremos  a  ver.  —A  Everard—:  ¿Debo

           soltar a Heidhin?




                 —No, Edh puede coger un cuchillo y cortar la cuerda.

           Él puede ayudarla a regresar a la aldea.



                 —Cierto.  Y  eso  les  vendrá  bien  a  los  dos,  ¿no?  Un

           pequeño y minúsculo de bien.




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