Page 936 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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tiraban frenéticos del ancla.
—Desátame —suplicó Heidhin—. Déjame llegar
hasta ella.
—Quizá sí que lo entiendo —dijo Everard—. Pero
hazlo con rapidez, ¿vale?
El aturdimiento de Edh desaparecía, pero lo
sobrenatural le teñía los ojos avellanados.
—¿Qué deseas de mí, Niaerdh? —susurró—. Soy
tuya. Como siempre lo fui.
—¡Mata a los romanos, a todos los romanos! —bramó
Heidhin—. Te pagaré con mi vida si lo deseas.
Pobre muchacho —pensó Everard—, tu vida ya nos
pertenece cuando nosotros decidamos. Pero no podría esperar
que actuaras de forma inteligente después de esto, ¿no? O
nunca, por lo que sé. No eres un europeo occidental educado en
la era poscristiana. Para ti, los dioses son reales y tu mayor
deber es la venganza.
Floris acarició el pelo enmarañado. Con el brazo libre
atrajo hacia sí el cuerpo ligero, apestoso y tembloroso.
—Sólo quiero tu seguridad, tu felicidad —dijo—. Te
quiero.
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