Page 990 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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—Bien,  eso  no  estaría  bien  —dijo  Gutherius.  De  la

           bolsa sacó el pan y el queso que traía—. Te daré la mitad


           de esto.



                 —Tienes  un  corazón  cálido  —dijo  ella  con  voz

           trémula.



                 —Recuerdo a mi madre y eso agrada a Nelialennia.



                 —¿Podrías  dármelo  todo?  —preguntó  ella—.  Eres


           joven y fuerte.


                 —No, debo conservar esa fuerza si he de alimentar a


           mi mujer y a mis hijos —dijo Gutherius—. Acepta lo que

           te doy y da gracias.



                 —Estoy agradecida —dijo la vieja mujer—. Tendrás

           recompensa.  Pero  como  retienes  una  parte,  primero


           tendrás desgracia.



                 —¡Calla! —gritó Gutherius. Salió corriendo para huir

           de las palabras de mal agüero.



                 Al llegar al bosque, tomó un camino que conocía. De

           pronto, de la espesura, saltó un venado. Era una bestia


           poderosa,  tan  grande  como  un  alce  y  blanco  como  la

           nieve. Sus cuernos se alzaban como un viejo roble.



                 —¡Ah! —gritó Gutherius.


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