Page 993 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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Allí pasó la noche.
La mañana llegó soleada y en calma. Las gotas de
lluvia relucían de muchos colores sobre las ramitas y el
musgo. En lo alto pasaban las alas, Mientras Gutherius
estiraba el cuerpo envarado, un perro salió de un
matorral y se le acercó, No era un perro perdido sino un
alto animal de caza de color gris. La alegría renació en el
hombre.
—¿A quién perteneces? —preguntó—. Llévame hasta
tu amo.
El perro se dio la vuelta y se alejó. Gutherius lo siguió.
Con el tiempo llegaron hasta un sendero y lo tomaron.
Pero en ningún momento vio rastro de la humanidad. En
su interior creció una idea.
—Eres el sabueso de Nehalennia —se atrevió a
decir—. Te ha ordenado que me guíes a casa, o al menos
hasta un arbusto lleno de bayas o nueces Para que pueda
calmar mi hambre. Doy gracias a la diosa.
El perro no contestó, se limitó a seguir andando. No
apareció nada de lo que el hombre esperaba, En lugar de
eso, al cabo de un rato, se abrió el bosque. Oyó el mar y
olió la sal. El perro se hizo a un lado y se perdió entre las
sombras. Gutherius siguió avanzando. A pesar del
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