Page 995 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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hombre rico.



                 Sabiendo  lo  que  debía,  levantó  un  templo  a


           Nehalennia,  donde  después  de  cada  viaje  realizaba

           generosas ofrendas, y cuando veía relucir el lucero del

           alba o de la noche, se inclinaba, porque eran las estrellas

           de Nehalennia.



                 De  ella  son  los  árboles,  las  vides  y  los  frutos  que


           producen. De ella son el mar y las naves que lo surcan. De

           ella son el bienestar de los mortales y la paz entre ellos.




















































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