Page 51 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
P. 51
La penúltima verdad Philip K. Dick 51
‐Señora Saint‐James, su marido es nuestro presidente;
nosotros lo elegimos y lo hicimos precisamente para eso...
para que nos ayude cuando sea necesario.
‐Nick no es vuestro padre ‐dijo Rita‐ ni puede hacer
milagros. Tampoco pertenece al Gobierno de Estes Park.
No puede fabricar de la nada un páncreas artificial, ni
puede...
‐Aquí tiene usted este dinero ‐la interrumpió Jorgenson,
tendiéndole a Nicholas un grueso sobre‐. Está todo en
billetes de quinientos de curso legal en la Wes‐Dem. En
total hay cuarenta, lo que suma veinte mil dólares Wes‐
Dem. A última hora de la noche, cuando Nunes ya se
había ido a dormir, organizamos una colecta en todo el
tanque.
Aquella suma representaba los salarios de media
población del tanque durante... bajo la tensión del
momento, no pudo calcularlo. Pero eran los salarios de
mucho, mucho tiempo. La comisión no se había quedado
mano sobre mano.
Rita dijo a los visitantes en el mismo tono áspero:
‐Bien; si ese dinero lo habéis reunido vosotros, echadlo
a suertes y no le carguéis el muerto a mi marido. ‐Para
añadir luego, con voz más suave‐: Nunes no se dará
cuenta de la ausencia de uno de vosotros; en cambio, si se
va Nick, lo notará. Si no es él, pueden pasar varios días
antes de que se entere, pero si Nick desaparece, Nunes
comprenderá y entonces...
51

