Page 54 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad                           Philip K. Dick   54


              ‐Mentira ‐le atajó Nicholas.

              Parpadeando, Jorgenson repuso:


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              ‐No  se  puede  excavar  una  galería  vertical  hasta  la

           superficie  en  dos  horas ‐objetó  Nicholas‐.  ¿Cuál  es  la


           verdad?

              Tras  una  larga  pausa,  Flanders  murmuró  con

           desaliento:


              ‐En realidad, hemos abierto sólo el comienzo del túnel.

           Tiene unos catorce metros. A pie de obra hemos dejado

           una  excavadora  portátil.  Nos  proponíamos  dejarle  a


           usted en el túnel, con equipo de oxígeno, y luego sellar la

           boca para amortiguar las vibraciones y el ruido.


              ‐Y entonces ‐añadió Nicholas‐ yo tendría que quedarme

           en  el  túnel  y  continuar  abriéndome  paso  hasta  salir.

           ¿Cuánto tiempo han calculado que necesitaré, trabajando


           solo y únicamente con esa pequeña excavadora portátil,

           muchísimo menos potente que una de las grandes?


              Tras una pausa, un miembro de la comisión murmuró:

              ‐Dos días. Ya hemos preparado alimentos y agua... en

           realidad,  es  uno  de  esos  trajes  de  astronauta  que  se


           utilizaban cuando aún había viajes a Marte. Es de los que

           regulan  automáticamente  la  humedad,  eliminan  las

           deyecciones,  etcétera.  Sería  mucho  mejor  que  tratar  de


           ascender por el montacargas, que siempre está infestado

           de robots, sobre todo arriba.

              ‐Sí, y con Nunes abajo ‐repuso Nicholas.




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