Page 243 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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No entre el alienígena y nosotros mismos, sino entre
el alienígena y los animales. A la mayoría nos han
enseñado desde la juventud que expresar en voz alta
estas comparaciones es peyorativo, y de hecho,
muchos de los insultos raciales en el uso coloquial no
son nada más que nombres comunes para especies no
sapientes (por ejemplo, el término humano lagarto,
para describir a los aandrisk; el término quelin tik,
para describir a los humanos; el término aandrisk
sersh, para describir a los quelin). Aunque estos
términos son ofensivos, examinarlos de forma
objetiva revela un punto de mayor interés biológico.
Aparte de las implicaciones degradantes, los aandrisk
nos parecemos a las especies reptilianas nativas de la
Tierra. Los humanos se parecen a unas versiones más
grandes y bípedas de los primates sin pelo que
infestan el alcantarillado de las ciudades quelin. Los
quelin tienen cierto parecido a los crustáceos con
pinzas que se pueden encontrar en Hashkath. Y aún
así, evolucionamos separadamente y en planetas
diferentes. Mi gente y los lagartos de la Tierra no
comparten árbol evolutivo, ni los humanos y los tiks,
ni los quelin y los sersh. Nuestros puntos de origen
están esparcidos por toda la galaxia. Somos naturales
de sistemas que han permanecido autocontenidos
durante miles de millones de años, con relojes
evolutivos que comenzaron en distintos momentos.
¿Cómo es posible que cuando nos encontramos con
nuestros vecinos galácticos por primera vez nos
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