Page 244 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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recuerden al instante a las criaturas de nuestro hogar
y, en algunos casos, a nosotros?
La pregunta se vuelve todavía más complicada
cuando comenzamos a mirar más allá de las
diferencias superficiales y nos fijamos en la extensión
de las similitudes. Todas las especies sapientes tienen
cerebros. Consideremos este punto que parece tan
obvio por un instante. A pesar de nuestros aislados
senderos evolutivos, hemos desarrollado sistemas
nerviosos con un núcleo central. Todos tenemos
órganos internos. Todos compartimos por lo menos
algunos de los sentidos físicos: oído, tacto, gusto,
olfato, vista, electrorecepción. La gran mayoría de los
sapientes tienen cuatro o seis extremidades. El
bipedalismo y los dedos oponibles, aunque no son
universales, son sorprendentemente comunes. Todos
estamos hechos de cromosomas y ADN, los cuales se
componen de un puñado de elementos clave. Todos
necesitamos un consumo regular de agua y oxígeno
para sobrevivir (aunque en diferentes cantidades).
Todos necesitamos comida. Todos nos refugiamos
bajo atmósferas demasiado densas o campos
gravitacionales demasiado fuertes. Todos morimos
de congelación o de calor. Todos morimos, punto
final.
¿Cómo puede ser? ¿Cómo es que la vida, tan diversa
en la superficie, ha seguido los mismos patrones en
toda la galaxia? Y no solo en la era actual, sino una y
otra vez. Observamos este patrón en las ruinas de la
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