Page 246 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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alrededor de estrellas hospitalarias. Si todos hemos
evolucionado en estos planetas similares, ¿por qué es
tan sorprendente que nuestros caminos evolutivos
tengan tanto en común? ¿Por qué no podemos
concluir que la correcta combinación de factores
climatológicos específicos siempre dará como
resultado adaptaciones físicas predecibles? Con
tantas pruebas justo ante nuestras narices, ¿por qué
continua el debate?
La respuesta, por supuesto, es que las leyes de la
biología son casi imposibles de analizar, y esto enerva
a los científicos. Podemos lanzar balizas para
examinar teorías de gravedad y espacio‐tiempo.
Podemos colocar rocas en ollas a presión y dividir
átomos en las aulas. Pero ¿cómo se analiza un proceso
tan largo y multifacético como la evolución? Hoy en
día hay laboratorios a los que les cuesta encontrar
financiación para mantener un proyecto durante tres
estándares… ¡Imaginad la financiación que se
necesitaría para llevar a cabo un proyecto durante un
milenio! Tal como están las cosas, no hay manera
posible de analizar de forma eficiente las condiciones
que producen adaptaciones biológicas específicas,
más allá de las observaciones más rudimentarias (los
climas acuáticos producen aletas, los climas fríos
producen pelaje o capa de grasa, etcétera). Han
existido intentos atrevidos de crear programas
informáticos que pudieran predecir con certeza los
caminos evolutivos, como el Proyecto Tep Preem
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