Page 356 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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sentimiento que Rosemary necesitaba que encontrara


          hoy.  No  escapaba  de  su  pena,  tampoco  negaba  su

          existencia. Podía estudiar su pena desde la distancia,


          como un científico que observa animales. La acogía,


          la aceptaba, reconocía que jamás se marcharía. Era tan


          parte  de  él  como  cualquier  sentimiento  placentero.

          Quizá incluso más.



          Arrulló su disposición y se concentró en sus cuerdas


          vocales, forzándolas a trabajar al unísono. Miró a los


          ojos  de  contorno  blanco  de  Rosemary.  Empezó  a

          hablar.



          —Nuestras  especies son muy  distintas la  una  de  la


          otra.  Tienes  dos  manos,  yo  tengo  seis.  Duermes  en


          una cama, yo duermo en una bañera. Te gusta el mek,

          a mí no. Muchas diferencias diminutas. Pero hay algo


          importante  que  los  grum  y  los  humanos  tienen  en


          común, y es la capacidad para la crueldad. Hay que

          decir que no somos malos por naturaleza. Creo que


          ambas  especies  tienen  buenas  intenciones.  Pero


          cuando nos abandonamos a nuestras pasiones, está en


          nosotros cometer actos despreciables. El único motivo

          por el que los humanos dejaron de matarse los unos a


          los  otros  hasta  los  extremos  a  los  que  estabais


          acostumbrados,  creo,  es  porque  vuestro  planeta

          murió antes de que pudierais terminar el trabajo. Mi


          especie no tuvo tanta suerte. El motivo por el que no


          has  visto  a  ningún  otro  grum  es  porque  solo


          quedamos unos trescientos.









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