Page 10 - En los muros de Eryx - H.P. Lovecraft
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Aunque todo daba vueltas peligrosamente, traté


               de proseguir la marcha en la dirección correcta y


               abrirme  paso  hacia  adelante.  Debí  de  alejarme


               bastante  de  la  línea  recta,  porque  creo  que


               transcurrieron  horas  antes  de  que  me  sintiera


               libre  del  penetrante  influjo  de  la  planta.


               Gradualmente, las luces danzantes empezaron a



               desaparecer, y el temblor del espectral escenario


               empezó  a  adquirir  fijeza.  Cuando  me  sentí


               completamente libre consulté el reloj, y me quedé


               asombrado  al  descubrir  que  sólo  eran  las  4,20.


               Aunque me había dado la sensación de que había


               transcurrido  una  eternidad,  toda  aquella


               experiencia  había  durado  poco  más  de  media



               hora.







               Cada demora, no obstante, constituía un fastidio,


               y había perdido terreno al alejarme de la planta.


               Ahora  avancé  penosamente  en  dirección  a  la


               elevación  que  indicaba  el  detector  de  cristales,



               concentrando todas mis energías en recuperar el


               mayor  tiempo  posible.  La  selva  seguía  siendo


               espesa, aunque había menos vida animal. En una


               ocasión,  una  flor  carnívora  me  engulló  el  pie


               derecho y me lo agarró con tanta fuerza que tuve


               que librarme de ella a cuchilladas, reduciendo la


               flor a tiras, antes de que me soltara.




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