Page 103 - Limbo - Bernard Wolfe
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escaparse geográficamente, el problema estaba en
sus cabezas. Aquellos que construyen lanzas y
piensan en la guerra tienen demonios en sus
cabezas, no están cuerdos. Había que tomar en
consideración la geografía interna. Y si el
transtorno había sido finalmente rastreado hasta
su fuente patológica, resultaba claro que lo único
que podía hacerse era aplicar terapia.
Alguna noche entre 1450 y 1500, muy tarde,
ocurrió lo mismo en ambos poblados. Un grupo
de hombres, los rostros ocultos por máscaras, con
colmillos y garras y colas de tigre en ellos, los
cuerpos cebrados por brillantes pinturas, se
arrastraron hasta la choza de cada uno de los jefes,
dominaron a los guardias, amordazaron al jefe, y
se lo llevaron con ellos a la jungla. Por la mañana
ambos jefes fueron hallados en la orilla de un
pequeño estanque a medio camino entre los dos
poblados. Estaban atados juntos con lianas
trenzadas, las manos entrelazadas, y entre ellos
estaba el cuerpo de un mochuelo recién muerto,
símbolo de paz y fraternidad.
Los jefes no estaban muertos pero sí
inconscientes, y sus cabezas estaban envueltas
con vendas de corteza. De la frente de cada uno
había sido cortado con escoplo un círculo en el
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