Page 106 - Limbo - Bernard Wolfe
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«aquellos cuyas cabezas están libres de
demonios». Era una definición destinada a
apaciguar la culpabilidad que cada uno de ellos
sentía, cada uno de ellos sin excepción... porque,
para ser perfectamente honesto al respecto,
ninguna cabeza humana está enteramente libre
de demonios. De ahí provino la suave
personalidad incógnita de cada miembro de la
tribu.
Inmediatamente desarrollaron la terapia del
escoplo para cada individuo del poblado que
evidenciara una inclinación a la violencia, y se
asentaron en un sueño de seiscientos años...
—Todos vosotros conocéis la historia —dijo
Martine—. Anatómicamente hablando, los
fundadores de la Mandunga evidenciaron una
gran cantidad de sentido común. De algún modo
los hombres han sabido siempre que esas
protuberancias de anticipación y ansiedad, los
lóbulos frontales, son la sede de muchos
trastornos humanos: de ellos surge el arte, la
imaginación, la consciencia, la curiosidad, el
egoísmo, la migraña y la tensión. Y más de una
vez, cuando se han enfrentado a
comportamientos que los asustan, porque les
recuerdan lo insoportable de sus frustraciones,
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