Page 101 - Limbo - Bernard Wolfe
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y  las  acechanzas  de  otros  pueblos,  y  el  tiempo



            pasó. Luego estalló una violenta guerra entre dos


            tribus  del  norte.  De  pronto,  los  combatientes


            tuvieron  una  brillante  idea:  ¿por  qué  matarse


            entre ellos si podían unir a sus guerreros y atacar


            conjuntamente a aquel pueblo tímido e indefenso


            tan densamente apiñado allí en la costa que sus


            individuos ni siquiera podían respirar? Era mejor



            matar  a  extranjeros,  advenedizos,  que  no


            derramar nuestra sangre de vecinos de hace tanto


            tiempo...


                  Los          X‐bantúes‐árabes                        fueron             atacados,


            muchos  resultaron  muertos.  Los  supervivientes


            se  amontonaron  en  sus  botes  y  remaron



            furiosamente  mar  adentro,  sin  saber  qué  había


            frente a ellos, sabiendo tan sólo que una vez más


            tenían que salir huyendo de algo a sus espaldas.


            Todo  el  continente  africano  parecía  como  una


            trampa de afilados dientes que constantemente se


            abría y cerraba, tratando de engullirlos.



                  Alcanzaron  la  orilla  de  Madagascar.  Un  rico


            país,  donde  todo  marchaba  estupendamente,


            donde la vida se convirtió en un largo tomar el


            sol,  no  demasiado  malo  ni  siquiera  para  los


            esclavos. Hasta que los feroces malayos llegaron


            en sus botes y desembarcaron en gran número:



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