Page 145 - Limbo - Bernard Wolfe
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cuantos jóvenes tetra‐amps: se pavonean por ahí
como gallos de pelea, todo el mundo les
demuestra un gran respeto.
Observo con alivio que, tal como informó
Rembó, los hombres más viejos no‐amps visten
de forma muy parecida a como lo hacían hace
veinte años. Mis elegantes trajes de tweed y de
franela de antes de la guerra me irán muy bien,
parece que nadie presta mucha atención a los no‐
amps, de todos modos.
Hago que me suban las comidas a mi
habitación. No deseo encontrarme con ninguno
de mis compatriotas ahí afuera, pueden mostrase
demasiado interesados en mi historia.
La barba va creciendo estupendamente:
empiezo a parecerme al general Smuts.
22 de junio de 1990. Ciudad del Cabo.
Dormir y comer, comer y dormir. La mente en
blanco durante toda una semana. Anoche soñé
que había vuelto a casa con Irene, yo estaba atado
a la cama y ella tenía en la mano uno de mis
escalpelos y me estaba cortando los miembros
uno por uno, y yo no dejaba de gritar mientras me
desangraba. «¡Oh!, deja de quejarte», exclamaba
ella. «¿No decía tu precioso Rimbaud que uno
tiene que ser absolutamente moderno?» Desperté
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