Page 574 - Limbo - Bernard Wolfe
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que el amortiguado sonido muriera la pistola
había caído al suelo con un ruido sordo y él estaba
de pie junto a ella y retorciéndole el brazo tras su
espalda. Haciendo tanta fuerza que la obligó a
doblarse sobre sí misma, Martine se agachó y
recogió el arma.
Retorciendo, retorciendo brutalmente su brazo
hasta que ella gimió. Con rabia... preguntándose
durante todo el proceso si le estaba haciendo
deliberadamente daño porque la imagen de la
aguja clavándose en su muslo aún quemaba en
sus pupilas, porque aquello le había hecho desear
matar a aquella mujer.
—Si quieres seguir sana y salva —dijo, con los
labios aún pesados e inertes como si estuvieran
adormecidos por la novocaína—, no intentes
nada. Estoy un poco entumecido, pero puedo
moverme rápido. Y tengo la pistola.
—Sucio bastardo.
—No te canses —dijo—. Nunca conseguirás
provocar a Lazarus de esta forma.
La empujó hacia una silla, se dirigió a la
cómoda, rebuscó por el cajón de arriba, encontró
un pañuelo para el cuello. Entonces la hizo
ponerse en pie de nuevo y ató sus manos tras ella
con varios nudos apretados. Sólo entonces se dio
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