Page 605 - Limbo - Bernard Wolfe
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sábana y sacó un orinal plano.
Torpemente, sin comprender, Martine
contempló sus duros rasgos fruncidos, luego el
arrugado y lloroso rostro de la mujer más vieja.
—Mi decisión está tomada —dijo el primer
amp—. No malgastéis el aliento discutiendo
conmigo.
—Terco —dijo amargamente la mujer más
joven—. Exactamente igual que tu padre. —Se
volvió y se dirigió adentro. El rostro del
muchacho estaba directamente en la línea de
visión de Martine ahora. Era como todos los
demás rostros Anti que había visto... el rostro de
un niño en cierto modo marchito, congelado en
un autoritario fruncimiento de ceño que era al
mismo tiempo un enfurruñamiento infantil, una
expresión entremezclada de altivez y de temor, de
indiferencia y de un incipiente acceso de cólera.
Era un rostro sofisticadamente ávido que exigía
imperiosamente el universo por una teta y sin
embargo lleno de rabia por el conocimiento
anterior, el amargo conocimiento del viejo senil,
de que todos los pechos a este lado del Paraíso
debían tener algún frustrante puño enterrado en
ellos. De modo que, mezclada con la terquedad
infantil, había un infinito rencor senil.
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