Page 622 - Limbo - Bernard Wolfe
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niño, convertido en una canastilla ambulante.
Carne de su carne, sangre de su sangre, pecado de
su pecado, muerte de su muerte: se había visto a
sí mismo tendido allí, un bulto irascible, perdida
su virilidad, dando pataletas: un mesías con
arrebatos de niño. Había visto el rostro de la
muerte en su propio rostro, y ahora conocía su
grasienta, turbia y yesosa fisonomía. La muerte
agazapada en los úteros, haciendo muecas de
pucheros infantiles. La muerte era como algo con
lo que uno mismo se envolvía, cordones
umbilicales sintéticos fabricados por uno mismo.
Una automutilación, y luego el gritar dinámicas
órdenes al mundo como se les permite tan sólo a
los mutilados. Ausencia de manos y pies para que
aquellas mujeres esperaran y remediaran esa
ausencia de manos y pies. El perentorio chillido
pidiendo pastel de chocolate, el suave silbido
para que mamá viniera a retirar el orinal. Por tales
pecados de los padres: impulsados por la muerte,
cabalgando con la muerte.
Ahora estaba fuera de la ciudad, acercándose
de nuevo al plano cementerio de sal. Se detuvo al
borde de la carretera y hundió la cabeza y
permaneció sentado durante un rato, todo
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