Page 642 - Limbo - Bernard Wolfe
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Y, sintiéndose agradecido, él llegaba hasta el
fondo, y el Cm surgía liberado y lleno de
propósitos, y se derramaba sin despertar en el
océano, y el océano ahora convertido en leche se
fundía con él, y pensó, acariciando el fondo:
—Rembó, ahí está Rembó. Al final de la
tormenta está Rembó.
—¿Ves? —decía Ooda, agradecida—. Así es
como es mejor, sin hurgar, el gángster se ha ido,
Rosemary se ha ido. Tampoco hay ansiedad. Me
refiero también al egoísmo. ¿Por qué
preocuparnos tanto de quién lo hace? Dejemos
que sea hecho, olvidemos las agujas y la
necesidad de las agujas y la necesidad de cubrir la
necesidad de las agujas; de esta forma es mucho
más relajado. Cuanto menos egoísmo, menos
dejarse ir. Me refiero a la ansiedad. Al destierro.
Un poco de tapioca no sienta mal, a veces.
—Cuando despierte va a sentirse muy, muy
triste —dijo Vishinu.
—Hay abundancia de precedentes —dijo
Irene—. El siempre quiso ser un precedente.
Comerse su pastel de chocolate, y tenerlo al
mismo tiempo.
—También hay pecados de los hijos —afirmó
Rembó.
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