Page 7 - Limbo - Bernard Wolfe
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de los trastornados. Un pensamiento
desagradable. Deseó tener a su disposición un bol
de tapioca, aquello relajaba siempre los intestinos.
—Mandunji gente muy blanda —dijo a media
voz en inglés, recordando no sin ironía una
observación hecha un día por el doctor Martine—
. Entre nosotros musculatura rechaza tono, como
ojo lechuza rechaza luz. Nosotros muy blandos,
nunca malvados.
Inmediatamente, se corrigió: —Los mandunji
son... La musculatura rechaza el tono, como el ojo
de la lechuza rechaza la luz... Nosotros somos
muy blandos.
Aquello molestaba al doctor Martine, el oír
hablar su idioma sin utilizar esas palabras
estúpidas e inútiles: artículos, verbos y todo lo
demás, como él los llamaba.
Un tarsero le miró desde lo alto de una rama y
se puso a hiparle furiosamente a Dios sabía el qué.
Un momento más tarde, jadeando
fuertemente, había alcanzado un pequeño claro
en la cresta de la montaña, desnudo excepto unas
cuantas yucas y mandiocas esparcidas aquí y allá.
Un lugar memorable. Aquél era el centro del
Círculo de la Mandunga, allí, hacía dieciocho
años y medio, había puesto por primera vez sus
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