Page 742 - Limbo - Bernard Wolfe
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propia identidad. Bueno, no iba a escribirlo de
nuevo, se sentía demasiado cansado. Era una
chapuza, pero daría resultado: lo enviaría tal cual
estaba.
Escribió el nombre de Helder en un sobre,
abajo en la esquina izquierda rotuló con grandes
letras la palabra PERSONAL, y bajo ella añadió
MUY URGENTE. Metió la carta en el sobre, lo
cerró, lo metió a su vez en otro sobre en blanco,
luego pulsó el timbre del servicio.
En un par de minutos apareció el hijo del
empleado, un muchacho de aspecto solemne de
unos catorce años, con un confetti de pecas en su
rostro y unas orejas como alerones en posición de
aterrizaje. Martine lo impresionó con la
importancia de la misión, le dio instrucciones de
que entrase en el edificio del gobierno y entregara
el sobre a algún oficial responsable; le dio al
muchacho un billete de veinte dólares para él, el
muchacho tragó saliva y agitó extasiado las
orejas.
Tan pronto como estuvo a solas Martine se
echó en la cama y cerró los ojos. La pregunta
apareció inmediatamente ante él: ¿Por qué
durante un cuarto de siglo se había mostrado tan
reluctante a pensar en el episodio de Rosemary?
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