Page 91 - Limbo - Bernard Wolfe
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Desde 1972, prosiguió, las cosas habían
empezado a animarse un poco... un cierto
dinamismo se había filtrado en el poblado.
Aquello era debido antes que nada a la máquina,
a todas las máquinas que habían sido rescatadas
de las abandonadas ciudades de África y que
sustituyeron a las tradicionales herramientas del
poblado. Allá donde, antiguamente, se habían
necesitado doce días para que doce hombres
molieran una cierta cantidad de maíz, ahora se
necesitaban tan sólo un único hombre y muy
pocas horas. A resultas de ello, la juventud se
encontró con que tenía libre una buena parte del
día, a veces incluso días enteros, para dedicarse a
otras cosas. La mayor parte de ellos eligió
estudiar y trabajar en los laboratorios. Liberados
de la monótona rutina del trabajo manual,
gravitaron en torno a la cueva.
¿El resultado? Unos cuantos de ellos eran
ahora medio doctores, y de los buenos; otros eran
más que competentes técnicos de laboratorio,
maquinistas, químicos, farmacéuticos, ingenieros
electrónicos de todas clases, incluso estadísticos;
otros más eran anestesistas, enfermeros, y así. De
este modo se había abierto una senda por la que
el dinamismo había penetrado en el poblado: la
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