Page 165 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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—Las primeras personas que los estudiaron
dedicaron medio siglo a aprender el significado de
aquellos chasquidos y fricciones. Ahora ambos
hablamos a través de mi ordenador, y este traduce lo
que dice cada uno al idioma del otro.
—¿Qué se le puede decir a una planta? —inquirí.
—Poca cosa —reconoció—. Son muy diferentes.
Pero después de hablar con ellas durante algún
tiempo es fácil comprender por qué el hombre se
esfuerza tanto por sobrevivir. A ellas no les importa
nada. Ni persiguen nada ni se preocupan por nada, ni
siquiera por sus matemáticas. No tienen ni
esperanzas, ni sueños, ni objetivos.—Hizo una
pausa—. Pero son únicas.
—Me… —empecé, pero me mordí la lengua.
Había estado a punto de decir que me gustaría ver
una de esas plantas, pero no quería darle la impresión
de que me interesaba nada de lo que estaba contando.
Julia fue a coger la taza en ese momento, pero o
bien le falló la vista o bien le temblaba la mano —las
dos cosas la dejaban en la estacada con mucha
frecuencia últimamente, los ojos y las manos— y la
taza comenzó a tambalearse, a punto de derramarse.
Los dedos de Philip se movieron tan deprisa que a
duras penas alcancé a verlos, y enderezó la taza antes
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