Page 79 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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Brad  me  pasa  las  pastillas.  Obedientemente  las


           cojo y me las meto en la boca. Me observa mientras


           bebo  un  sorbo  del  vaso  de  agua  que  me  acaba  de


           pasar.




                  —Deja que haga unas cuantas llamadas —dice—.


           Tú échate una siesta, ¿vale? —Asiento.




                  Tan pronto como sale de la habitación escupo las


           pastillas en la mano. Me meto en el baño y me enjuago



           la boca. Echo el pestillo y me siento en la taza. Intento


           recitar  los  dígitos  de  pi.  Llego  hasta  el  cincuenta  y


           cuatro. Es una buena señal. El efecto de la paroxetina


           debe de estar pasándose.




                  Me miro en el espejo. Fijo la mirada en los ojos,


           intentando penetrar a través de las retinas, haciendo


           coincidir                 fotorreceptor                      con             fotorreceptor,


           imaginándome  cómo  están  distribuidos.  Muevo  la



           cabeza  de  un  lado  a  otro,  observando  cómo  los


           músculos  se  tensan  y  se  relajan  sucesivamente.  Ese


           efecto sería difícil de simular.




                  Pero  mi  rostro  no  refleja  nada,  debajo  de  esa


           superficie no hay nada real. ¿Dónde está el dolor, el


           dolor que hacía que el amor fuera verdadero, el dolor


           de la comprensión?




                                                                                                                79
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