Page 206 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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a  la  vida  con  uñas  y  dientes  para  no  trascender.


            Querrías vivir para siempre».



            Joe miraba alrededor, cada vez más angustiado. Al


            menos, lo intentaba. En realidad era difícil decirlo,


            porque lo único que veía era el espacio vacío que


            era a la vez el todo y la nada. En ese sentido, Joe


            empezaba  a  sentir  la  misma  sensación  de



            claustrofobia  que  si  se  hubiera  descubierto


            encerrado en un ataúd, sepultado bajo dos metros


            de  tierra;  no  había  ningún  elemento  visual  que


            pudiera  tomar  como  referencia.  Ninguno  en


            absoluto. Todo  estaba tan cerca  como  lejos.  Todo


            estaba tan vacío como lleno.



            La sensación duró poco, sin embargo, porque unas



            formas  vagas  y  difusas  comenzaron  a  acercarse


            lentamente desde arriba.



            Parecían formas de aspecto vagamente humanoide,


            pero  era  difícil  estar  seguro  porque  aquellas


            sombras eran como simples recuerdos brumosos; la


            forma apenas insinuada de personas. Ahí creía ver


            a       alguien             andando,                pues           el       movimiento



            característico de los brazos era inconfundible, pero


            allí había apenas una mancha alta y delgada en la


            que  solamente  la  cabeza  era  distinguible;  si  tenía


            brazos o piernas, era difícil distinguirlo.









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