Page 202 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Hacía muchas décadas que no había habido
inhalador en absoluto.
Joe se incorporó, resoplando con vehemencia.
Sentía que, cada vez que lo hacía, el aire que
quedaba en sus pulmones era cada vez más escaso.
Parecía un animal que brama mientras siente la
cercanía de la muerte. Cada vez costaba más. Y más.
El pecho le dolía, le oprimía. Su cuerpo demandaba
un oxígeno que no podía obtener.
En un momento dado, y aunque ni siquiera fue
consciente del hecho, Joe cayó de bruces al suelo,
incapaz ya de sostenerse. Para entonces, todo lo que
veía era un ínfimo punto de luz en medio de una
negrura absoluta.
Y luego, ni siquiera eso.
Nada.
Joe dejó de boquear. La forma de su boca recordaba
a la de un pez fuera del agua.
Estaba muerto.
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