Page 214 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
P. 214

conglomerado acústico y luego se convirtieron en


            una suerte de eco indescifrable.



            Joe intentó emitir.



            «¿Dónde vamos?», preguntó.



            «Ya está. Hemos llegado. Mira».




            Y Joe, a medida que desaceleraban, miró.



            Nada  parecía  haber  cambiado  mucho:  estaban


            todavía rodeados de aquella deslumbrante nada de


            un  inmaculado  color  blanco.  Pero  había  muchas


            menos formas, y cuando Joe quiso girar para tener



            una perspectiva completa, descubrió por qué.



            Había un agujero, una especie de rasgadura en el


            gran telar blanco que era la inmensidad del entorno


            en  el  que  se  movían.  Parecía,  efectivamente,  un


            agujero practicado en la vela extendida de un barco;


            pequeños jirones de algo que recordaba vagamente


            a  una  medusa  tremolaban  perezosamente  en  sus



            rebordes, como si por él discurriera una corriente


            de agua invisible. Y al otro lado, Joe vio algo que le


            recordó muy vivamente a lo que ya había visto en


            el bosque y alrededor de su cabaña: una negrura tan


            intensa que más que oscuridad parecía la ausencia


            de todo.



            Como los torbellinos.









                                                                                                          213
   209   210   211   212   213   214   215   216   217   218   219