Page 216 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Joe  reconoció  la  mancha  enseguida:  tenía  esa


            especie  de  jirón  estridente  que  lo  rodeaba


            describiendo círculos ovalados alrededor.



            «Un torbellino».



            «No te acerques, Joe», dijo la forma.




            El  torbellino  se  movía  sin  rumbo  aparente,


            describiendo giros inesperados o dando la vuelta,


            comportándose  como  lo  haría  un  sabueso  que


            olfatea  un  rastro.  Mientras  tanto,  las  voces  se


            revolvían  en  su  cabeza  gritando  con  enervante


            estridencia.



            «(POR FAVOR, ALÉJATE, NONONONO)»




            Y entonces, sin previo aviso, el torbellino se lanzó


            contra  una  de  las  formas.  Hubo  un  rechinar


            imposible  seguido  de  un  sonido  húmedo,  y  la


            forma se sumergió en aquella negrura ancestral que


            hacía pensar en el espacio en los tiempos en los que


            aún  no  había  sido  poblado  de  estrellas.  Joe,  tan


            fascinado como aterrorizado, vio cómo la absorbía,



            la  tragaba  con  una  gula  enfermiza,  atroz.  Para


            cuando  Joe  quiso  apartar  la  vista,  la  forma  había


            sido ya consumida sin dejar rastro.



            Un sepulcral silencio cayó sobre la escena.



            Joe  sentía  un  vértigo  infinito.  Estaba  tan



            conmocionado como asustado.




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