Page 220 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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«No podré… No sé qué…».



            «¡Arrebátales el corazón, Joe! ¡Arrebátaselo!».



            «No podré», emitió, ahora como un lamento.



            Entonces, Cerón Harper se acercó a él, y se acercó


            tanto  que  pareció  grande  y  terrible  a  la  vez,  y



            cuando estuvo ya invadiendo su propio espacio de


            manera  que  las  dos  formas  se  confundían  la  una


            con la otra, Cerón gritó:



            «¡VUEEELVEEE!».



            Y  Joe  salió  despedido.  Fue  como  si  todo  a  su



            alrededor saliera catapultado hacia arriba, súbita e


            inesperadamente.  Joe  cayó  a  una  velocidad


            imposible,  se  encontró  a  sí  mismo  descendiendo


            por  un  túnel  de  una  luz  atemporal,  y  al  instante


            siguiente,  estaba  golpeando  su  propio  cuerpo.  El


            impacto lo hizo estremecerse.



            Joe  abrió  la  boca,  su  vieja  y  conocida  boca,  y



            después de inhalar una larga y voraz bocanada de


            aire, empezó a toser.



            El atardecer lo sorprendió a las puertas de la cabaña


            del abuelo Harper. Ya no nevaba. De hecho, el cielo,


            por fin, estaba tan despejado que parecía que los


            días de verano habían hecho un regreso triunfal, sin


            una sola traza de nube a la vista. La temperatura era



            también  un  poco  más  agradable,  aunque  Joe  no




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