Page 221 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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había reparado en nada de eso; había salido a tomar
aire después de su regreso y, simplemente, se había
quedado allí.
Su cabeza era un torrente de sensaciones y
pensamientos.
La realidad, por ejemplo. Ahora la observaba con
ojos nuevos, como si entretejidos en las cosas que
antes parecían mundanas y conocidas se encerrasen
profundos enigmas. Sentía, de alguna forma
extraña que no podía precisar, que embebidas en
las rocas, la tierra y los árboles había líneas
invisibles de energía que lo conectaban todo; líneas
que subían al cielo lanzando destellos plateados al
sol y que luego descendían a los abismos de la
Tierra; líneas que lo atravesaban también a él, pero
no de una forma especial, sino como a todo lo
demás.
En ese sentido, Joe no se sentía diferente de una
piedra.
Joe no veía nada de eso, pero creía poder percibirlo
tan claramente como un niño puede ver el vuelo de
una paloma en un parque. Y era hermoso… Tan
hermoso que, en ocasiones, una tímida lágrima
escapaba rodando por su mejilla.
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