Page 224 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Era cierto. Él había sacado aquella atrocidad de la
caja, de aquella especie de protección de madera
embadurnada con algún barniz oscuro que no
dejaba escapar su repulsiva pestilencia. La misma
protección que impedía que Ellos lo localizaran.
No, no olía. Antes de que yo lo sacara, no olía. Fue
cuando rompí la caja cuando empezó a oler.
«¿Y qué pasó entonces, Joe?».
«Entonces… Luego de aquello, las cosas se
desmadraron».
Se llevó las manos a la boca, horrorizado.
Sí, todo empezó a torcerse cuando dejó el órgano
allí, en el suelo, emitiendo sus feromonas horribles.
Quizá latía en silencio, arrojando vibraciones
invisibles al aire. Quizá llamaba a casa. ¿No fue más
o menos aquella misma noche, o quizá al día
siguiente, cuando el señor Wright apareció en su
casa intentando huir? Sí. Fue entonces cuando su
casa se llenó de torbellinos negros. Aquella noche,
cuando descubrió varios de ellos alrededor de la
cabaña, ni siquiera supo que lo estaban rodeando.
Los descubrió porque salió fuera… Pero no lo
atacaron, aunque podían haberlo hecho: el día
anterior, al fin y al cabo, habían roto la puerta en
mil pequeños pedazos sin esfuerzo alguno. Pero no
lo hicieron, se limitaron a quedarse allí, en el
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