Page 245 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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—¿Como… Cerón Harper?



            —Sí, sí.



            —Dios mío. ¿Es usted un familiar suyo? No sabía


            que hubiera Harpers por aquí…



            —Oiga… No tengo mucho tiempo, ¿sabe? Necesito



            entrar  en  esa  casa.  Necesito  algunos  materiales,


            comprobar  algo.  Y  luego…  Luego,  si  salgo  vivo,


            necesitaré  un  coche,  supongo.  Tengo  que  ir  a  un


            sitio…



            —¿En  casa  de  los  Herron?  ¿Por  qué…?  ¿Por  qué


            dice «si salgo vivo»?




            Joe miró la fachada antes de contestar. Necesitaba


            un buen lijado y una capa de pintura nueva, eso se


            veía a la legua. Era curioso que no se hubiera fijado


            aquella noche en la que todo parecía teñido de una


            bondad inocente, cuando los demonios y él cenaron


            y rieron y compartieron anécdotas y buenos deseos;


            ahora, quizá por la cercanía o por el tono ceniciento


            del día, la fachada se asemejaba más a la de una casa



            fantasma  en  estado  de  semiabandono.  No  le


            gustaba hablar de todo aquello cuando estaban a


            apenas una decena de metros de la puerta principal.


            Sin decir nada, empezó a andar para dirigirse otra


            vez  a  la  puerta  de  la  carbonera.  Allen  Bowen


            caminó a su lado sin ser consciente de ello.







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