Page 313 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Consumido por un ataque de nervios y riendo
como un loco, Allen se agachó para tocar las ruedas,
que tenían cierto desgaste pero estaban limpias.
—¡Este coche nunca ha abandonado el asfalto, Joe!
—Allen, tranquilízate…
—¿Y la matrícula? —dijo, rodeando el coche de
atrás a delante dando pequeños brincos—. ¡Oh, esto
sí que es bueno, es blanca por un lado y amarilla
por otro! ¿De dónde será? ¡Mira, Joe! ¡Aquí pone
GB!
Joe tragó saliva.
—¡GB, Joe, y un círculo lleno de estrellas! ¿No será
Gran Bretaña? —Soltó una carcajada—. ¡Hemos
andado tanto que hemos llegado a Inglaterra, Joe!
¡Subamos a que nos dé el aire y nos tomamos un té
en Piccadilly!
—¡Allen, por el amor de Dios, tranquilízate!
Pero Allen no le escuchaba, corría ya hacia una de
las casas. A Joe le recordaba a las clásicas viviendas
de los extrarradios urbanos, de planta baja, con un
pequeño jardín delantero y un garaje anexo. Las
paredes eran de ladrillo visto, de una tonalidad
rojiza; Inglaterra estaba llena de sitios así. La puerta
principal estaba desencajada porque coincidía con
la línea de desgarro de la fachada principal, y Allen
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