Page 396 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
P. 396

—Está bien —dice Allen.



            Joe se prepara. Le lleva unos momentos lanzarse,


            pero cuando salta, cae limpiamente en el otro lado.


            Su  espalda  protesta  con  un  pico  de  dolor,  que


            remite  enseguida.  El  contacto  con  el  suelo  es


            desagradable, como pisar pasto mojado o podrido,


            y por un segundo tiene miedo de hundirse en esa



            materia  y  traspasarla  hasta  caer  al  vacío.  Sin


            embargo,  se  estabiliza.  Allen  duda,  pero  salta


            también y lo hace con éxito, si bien Joe tiene que


            tirar  de  él  porque  ha  caído  demasiado  cerca  del


            borde.



            Ahora están cerca de las bolsas‐huevo, que de cerca


            son  mucho  más  grandes  de  lo  que  parecía;  hasta



            tienen la impresión de que podrían albergar un ser


            humano  recogido  sobre  sí  mismo.  Tienen  una


            superficie  rugosa  y  húmeda  como  la  piel  de  un


            sapo, y hay al menos un centenar.



            Allen mira a su amigo. No se atreve a hablar. Las


            formas  negras  los  sobrevuelan  como  celosas


            guardianes de sus huevos. Joe piensa que es lo que



            son, así que se acerca a Allen y le susurra al oído.



            Allen asiente y, mientras Joe prepara la pistola, se


            acerca a una bolsa y hunde el cuchillo en ella. La


            hoja atraviesa la superficie con facilidad y, cuando


            tira hacia abajo, parece que esté cortando un flan.




                                                                                                          395
   391   392   393   394   395   396   397   398   399   400   401